De Herman & Gatón a Tom & Daly

Queridos proveedores de la violencia absurdo: 
Sé que esto podrá parecerles tonto, pero creo que los dibujos animados que presentan a nuestros hijos estan influyendo en su conducta negativamente. Por favor, traten de quitar la violencia psicopática. El programa es bueno, excepto por eso. 
-Marge, Los Simpson
Si de algo se han criticado las caricaturas desde hace décadas, es recurrir a la violencia como parte de su fórmula de entretenimiento. Y es también desde hace décadas que se acumulan los estudios que confirman esta asociación entre violencia y caricaturas. Aunque, por supuesto el problema es real y nada despreciable, que no pocos investigadores se interesan principalmente en la "violencia animada", ocasionó, entre otras cosas, que tanto ellos como otros cientificos menospreciaran, ignoaran, o, simplemente, ni siquiera advertiran otras posibles perspectivas desde las cuales estudiar las caricaturas y obtener conclusiones distintas a la ya simplista y consabida "hay mucha violencia en las caricaturas". 
Los transformes, de 1984, para muchos estudios representan más que un programa en el que unos robots se la pasan disparandose unos a otros: son además y entre muchas otras cosas, una serie que presenta de forma sencilla y entendible para los niños dos tipos de liderazgo, y que nos muestra las fortalezas y debilidades de las estrategias seguidas por los autobots de optimus prime contra los decepticons de megatron. 
Pero como no es imposible no hablar sobre ciencia y caricaturas acerca de lo mucho que psicólogos y otros cientificos han hallado de violento en estos programas, quienes de pequeños nos reims cada vez que un yunque o un piano aplastaba a Wile E. Coyote o al gato Silvestre, o intentamos lanzar un kame kame ha como Gokú, tenemos que aceptar que, si bien tan intensa y extensa exposición de violencia animada no nos convirtio en psicópatas del nivel del Joker, al menos alguna influencia tuvo en golpes que dimos y recibimos al jugar con nuestros familiares y amigos de la infancia. ¿No estarán exagerando quienes acusan las caricaturas de violentas? ¿A que se refieren con "una gran cantidad de violencia"? Veamos: diversos estudios señalan que más del 90% de los programas infantiles la mayoria de ellos dibujos animados, por supuesto contienen violencia, que en comparación con otros programas las caricaturas contienen mayor número de escenas violentas y que los niños ven en promedio más de veinte actos violentos por hora en una típica mañana sabatina, a lo que se traduce en que al llegar a la adolescencia, un niño ha visto un promedio de alrededor de 20,000 asesinatos y 80, 000 asaltos. 
Según un estudio de 1996, es más probable que las caricaturas y el resto de programación infantil asocien actos violentos con humor y exhiban violencia que, dentro de la historia que cuentan, no causa daño alguno a quienes la sufren  ni tienen consecuencias adversas. Respecto a lo primero, Wile E. Coyote, y sin importar que acabe de caer a un precipicio, le explote un cartucho de dinamita y sea aplastado por una roca de varias toneladas de peso, en la escena siguiente ya esta preparando una nueva trampa  con sus productos marca ACME. En relación con lo segundo, el lobo Ralph y Sam, el perro pastor cuyos ojos estan siempre cubiertos de pelo, son dos personajes de caricatura que al inicio del día suelen saludarse cordialmente con un "buenos días, Sam", "buenos días Ralph", tras lo cual Sam le da una golpiza a Ralph cada vez que lo atrapa intentando llevarse una oveja. 
La golpiza se detiene cuando suena el silbato marca la hora de almorzar, momento en que Sam y Ralph conviven amablemente hasta que, al sonar de nuevo el silbato, Sam continúa golpeando a Ralph. Estas golpizas, dentro de la caricatura, no generan sentimiento alguno de culpa, tristeza, enojo, rencor o cualquier otro en Sam ni en Ralph quienes al terminar el día se despiden amablemente. 
Sabiendo que en los dibujos animados hay actos violentos, que son pocos y cuyos efectos físicos y psicológicos muchas veces son completamente ajenos a la realidad. ¿En verdad afecta tanto a los niños ver cómo Bugs Bunny confunde a Elmer con el pato Lucas lo suficiente como para dispararle a este un escopetazo en la cabeza?, sobre todo si la consecuencia no es que los sesos patunos se desparramen por el bosque, sino que tan solo quede un pico suelto girando alrededor de la cabeza de Lucas por unos cuantos segundos. ¿Es posible que los niños no distingan entre la violencia caricaturesca y la nada risable violencia real? ¿En verdad existe la posibilidad de que el niño imite a las tortugas ninja y se lastime o lesione a otros niños al entrenar con sus "armas"? 

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